Por José Ruiz Mercado
El teatro mexicano crece. Las familias también. Lo más seguro. Escuchamos hablar, leemos; escuchamos el peso de un enorme nombre aunadas de las odiosas comparaciones.
Los nombres, los nombres ¿Dónde se encuentra el guardarropa para dejar a un encargado esto tan pesado? En el último de los casos ¿Habrá cerca un ropavejero que me cuide esto que ya no puedo?
También tenemos la otra parte. En dónde no es el nombre sino la ausencia, cuándo la justicia, por esa negligencia de quienes deberían estar enterados, se ausenta.
Y al teatro mexicano se le sigue negando la ciudadanía a la manera de la muñeca fea mientras el legado continúa creciendo. Nada va a pasar con la programación de talleres fin de semana si los montajes siguen negándose.
Las historias de familia continúan. Algunas fuertes. Otras no tanto. Alguna pesa el apellido. Otras tampoco. Leemos Luisa Josefina Hernández, Mercedes de la Cruz. Así, nada más, leemos.
Pero también nos enfrentamos con otros: Emilio Carballido, Reynaldo Carballido, Vicente Leñero, Estela Leñero. Las familias en el teatro son tan recurrentes como en cualquiera otra profesión. Sólo que en estas, el objeto público es más evidente.
También tenemos familias donde la actividad central no se encuentra en la misma esfera. Decir por ejemplo Música y Teatro. Música y Narrativa, investigación, periodismo.
Dos ejemplos, de los muchos. Similitudes. De las muchas. El seguimiento a la obra, en donde la ausencia llama al silencio en la negligencia de quien desvía su atención a pesar de cobrar en una institución encargada de la difusión, promoción de la cultura. Nuevamente ese llamado de atención a saber de nuestra gente, a conocer, a reconocer los alcances.
Eusebio Ruvalcaba, quien por años compartió espacio con José Agustín y Víctor Roura; narrador, dramaturgo, en este rubro léase Las Dulces Compañías (1984), La Visita (1986), lo vimos quejarse de la ausencia de estudios acerca de la obra de su padre: Higinio Ruvalcaba.
Aquí tenemos la otra vertiente. La diferencia entre el retrato de familia y el retrato histórico trascendental de la repercusión más allá de la anécdota. Aquí no se requiere el ropavejero sino al sociólogo, al estilista, al economista, el especialista analista, porque el trabajo rebasó la esfera familiar.
Eusebio alcanzó a rescatar parte de ese patrimonio, pero, se quedó corto. Aún el acerbo de la obra de Higinio se encuentra inconcluso. La de José Francisco Vásquez Cano ha tenido otro sendero.
Nos comenta su hijo: “Como hijo de José F Vásquez me satisface muchísimo poder ver que la luz continúa comiendo sombra” El trabajo de rescate fue arduo, pesado, minucioso. Incluyendo la visita a espacios no dedicados a la conservación documental.
José J, Vásquez Torres, no sólo se ha dedicado a la difusión y promoción de la obra paterna, parte de la investigación lo puede usted consultar en YOUTUBE.COM, como UNA HISTORIA DE OLVIDO, tan sólo una parte de la investigación, sostiene una obra personal. 1994, año de la publicación de Tras el Espejo, en la colección Teatro Iberoamericano que dirigió Tomás Urtusastegui y Felipe Galván 20 tomos de 19 autores.
Tras el Espejo tiene facturación de un conocimiento de la escena altamente consagrado. Manejo de personajes, situaciones bien estructuradas, esa frialdad ofrecida por la ironía, la dependencia madre/ hijo/ madre, sutil, elocuente, pleno de atmósferas.
Vásquez Torres fue discípulo de Hugo Argüelles, Vicente Leñero, Jesús González Dávila. Estudia actuación con Sergio Rod y Manuel Bauche Alcalde, por lo cual lo lleva a conocer los elementos escénicos, y con esto le permite comprender a fondo las aportaciones de su padre a la opera.
El teatro mexicano crece. Las familias también. Las investigaciones, los subsidios a la investigación por parte de las universidades y los administradores federales, estatales, municipales, continúan escatimando recursos en este rubro.
Eusebio Ruvalcaba falleció un primero de febrero de 2017 anhelando la difusión de la obra de su padre. José J. Vásquez Torres, hoy radicado en España continúa trabajando en el hallazgo de la obra de un hombre que en su momento le dio luz al arte musical mexicano. Ambos, Eusebio y José, tienen otro punto en común; nacieron el año de 1951.
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
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