Por José Ruiz Mercado
Caminamos, se dice del sendero de la vida, estrechos lazos como comunión jamás escrita. Revisión mágica. Todo pasa, se escribió unos años atrás, todo queda, lo nuestro es pasar.
El trabajo dignifica. Hace huella. La obra se queda o se pierde en la anécdota, la circunstancia. Luego uno se pregunta ¿Cómo iniciar? Iniciar. Como si no existiera el antes.
Tomás Espinosa y Oscar Villegas entre la ironía y la reflexión. Entre la magia y la atemporalidad. Cada uno con sus obras. Logros. Audiencias. Las claves. Las periféricas.
Oscar Villegas caminó por los senderos del absurdo. Por los colores del expresionismo. Retrató con fidelidad la problemática de la juventud de esos años, la crisis.
Tomás Espinosa nos lleva por la otra vertiente, pero sigue en la línea del absurdo, el cual, tiene diferentes posturas; desde lo subreal, hasta el realismo casi llegando al hiperrealismo. Y Tomás entra en esa gama del existencialismo onírico, mientras Villegas entra en el realismo.
Pocos estudios alrededor del absurdo mexicano tenemos. De entre esos mínimos existe el de Georgina Azucena Rodríguez Torres. Un excelente trabajo, con el rigor metodológico requerido.
Es un acercamiento a la obra de Oscar Villegas. Análisis estilístico, con lo cual entramos a un terreno aún más preciso, pero, no sólo eso, entra en el terreno de los especialistas. Aplauso mayor. Aún más, en estos días, cuando el simplismo abunda.
Al final de su exposición, de decir una y otra vez la necesidad de conocer la obra de los autores en su país de origen, reproduce los textos de Tramoya en su nueva época correspondiente al año 84/ 85 (MUCHO GUSTO EN CONOCERLO), la entrevista de Tomás a Oscar, en donde, nos adentramos en la conceptualización estética del teatro.
Y es que, Mucho Gusto en Conocerlo, es la obra escrita en 1982 para la Compañía Nacional de Teatro. Ahí, el juego de lenguaje, el juego entre los personajes llenos de luz, color, en esa textura expresionista nos permite ese viaje hacia la teatralidad.
Georgina nos remonta a ver, revisar el estilo identificatorio de una parte del teatro mexicano, al cual le debemos mucho. A esta altura del Siglo XXI faltan estudios a fondo de la obra de los autores mexicanos. Estamos en esa postura, revisión de los grupos Pame, los originarios de Ciudad del Maíz, los potosinos, quienes aseguran el como, los extranjeros son aquellos que desconocen su historia.
No podemos decir, así como para encasillar una postura, teatro mexicano, porque enseguida tendríamos que entrar en decir de todos como si fueran uno; nada más alejado de la realidad.
Autores como Tomás Urtusástegui, Tomás Espinoza, Oscar Liera, Oscar Villegas, Miguel Ángel Tenorio, Alejandro Ostoa y si le sigo sería una larga, abundante lista. Todos diferentes, varios estilos.
Se requiere hablar, analizar, ir a la profundidad de la obra de cada uno, para posteriormente iniciar a escribir ese mosaico teatral de lo múltiple cotidiano y entrar en la revisión de la escena nacional como ya alguna vez lo propuse. Escribir del teatro mexicano es iniciar por la micro historia.
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
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