Y ahí lo tenemos, porque los nombres visten. Y las escuelas también. La sencillez va de la mano con el conocimiento y la riqueza. Se presume ante la carencia.
El conflicto de las escuelas humanistas, las escuelas con orientación universitaria, ese concepto del universalismo, radica, primeramente, en competir con los postulados de las especializadas y, segundo, en la europeización.
Cuando charlo con actores de cierta edad, la mayoría me comenta acerca de Rodolfo Usigli; otros, con un poco de información, hablan de Seki Sano. Pareciera que ahí terminó el teatro, su historia. Lo mismo acontece cuando se comenta de otras latitudes.
Las dudas surgen. La educación memorista, lo enciclopédico como sinónimo de inteligencia. Falla educativa, pero también, traje de etiqueta en algún grupo social.
Lo meramente informativo trae ausencia de formación ¿Qué hacer? La vivencia por sí misma no trae la calidez del conocimiento. La acumulación informativa sin saber su destino lleva consigo la indigestión.
Quien está indigesto de información se vuelve petulante, poco colaborador, prácticamente cae en practicas individualistas. Eso sí, un buen jugador de algún pasatiempo de mesa.
Adulador empedernido. Si es masculino será el macho alfa todo lo sabe. Amigo de políticos con necesidad de votos. Si es femenina será la niña prototipo del cine francés de los ochenta. Por supuesto, con grandes lentes redondos.
Tendencia prototipo del idealismo educativo. La educación bancaria ofrece un puntaje, los bonos cambiables por un número, un espacio en la escala social y la aceptación en el círculo.
Para este grupo el arte es un pasatiempo caro. Otra forma de inversión. Para nada es gratuito el como, las artes visuales son las únicas merecedoras de estar en este sitio.
La minimización con las demás sale a flote con el clásico “yo lo puedo hacer” Minimización que va, con el teatro, la idea de la exageración, los vicios, el tabaquismo entre otros, la voz imperante en una reunión, entre otras demostraciones del “aquí estoy”
En lo literario frases como “es lindo” Mi vida es como una novela, o quiero escribir un libro, para no mencionar a los aficionados que gustan de sacarse fotografías con el escritor de moda, cunde como pólvora conductual y el “qué bonito” la frase de la semana.
Los nombres visten, sí, y dan motivos para quitarse lo aburrido en una fiesta después de la cena. De pronto se vuelven el centro de la reunión. Al final presumen un título universitario.
¿Cuántas veces nos hemos topado con algún ciudadano vestido de domingo, con frases hechas, datos que no se sabe dónde acomodar? ¿Cuántas veces hemos caído en esta práctica y no nos hemos dado cuenta?
Entonces ¿De qué escuela somos egresados?
El conflicto de las escuelas humanistas, las escuelas con orientación universitaria, ese concepto del universalismo, radica, primeramente, en competir con los postulados de las especializadas y, segundo, en la europeización.
Cuando charlo con actores de cierta edad, la mayoría me comenta acerca de Rodolfo Usigli; otros, con un poco de información, hablan de Seki Sano. Pareciera que ahí terminó el teatro, su historia. Lo mismo acontece cuando se comenta de otras latitudes.
Las dudas surgen. La educación memorista, lo enciclopédico como sinónimo de inteligencia. Falla educativa, pero también, traje de etiqueta en algún grupo social.
Lo meramente informativo trae ausencia de formación ¿Qué hacer? La vivencia por sí misma no trae la calidez del conocimiento. La acumulación informativa sin saber su destino lleva consigo la indigestión.
Quien está indigesto de información se vuelve petulante, poco colaborador, prácticamente cae en practicas individualistas. Eso sí, un buen jugador de algún pasatiempo de mesa.
Adulador empedernido. Si es masculino será el macho alfa todo lo sabe. Amigo de políticos con necesidad de votos. Si es femenina será la niña prototipo del cine francés de los ochenta. Por supuesto, con grandes lentes redondos.
Tendencia prototipo del idealismo educativo. La educación bancaria ofrece un puntaje, los bonos cambiables por un número, un espacio en la escala social y la aceptación en el círculo.
Para este grupo el arte es un pasatiempo caro. Otra forma de inversión. Para nada es gratuito el como, las artes visuales son las únicas merecedoras de estar en este sitio.
La minimización con las demás sale a flote con el clásico “yo lo puedo hacer” Minimización que va, con el teatro, la idea de la exageración, los vicios, el tabaquismo entre otros, la voz imperante en una reunión, entre otras demostraciones del “aquí estoy”
En lo literario frases como “es lindo” Mi vida es como una novela, o quiero escribir un libro, para no mencionar a los aficionados que gustan de sacarse fotografías con el escritor de moda, cunde como pólvora conductual y el “qué bonito” la frase de la semana.
Los nombres visten, sí, y dan motivos para quitarse lo aburrido en una fiesta después de la cena. De pronto se vuelven el centro de la reunión. Al final presumen un título universitario.
¿Cuántas veces nos hemos topado con algún ciudadano vestido de domingo, con frases hechas, datos que no se sabe dónde acomodar? ¿Cuántas veces hemos caído en esta práctica y no nos hemos dado cuenta?
Entonces ¿De qué escuela somos egresados?
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
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