Por José Ruiz Mercado
Nos da miedo pensar o en el mejor de los casos hemos sido demasiado creativos que hasta hemos perdido estilo. Nuestra educación adolece de curiosidad necesaria en la inquietud de conocer.
Nos da miedo pensar. Caímos en el facilismo. En la ausencia de la responsabilidad. En olvidarnos de la existencia del otro. Desconozco cuando sucedió, pero, una vez llegó con el individualismo a cuestas.
Por tiempo el comentario acerca del teatro es el manejo de lo colectivo, la conjunción de todas las artes, relación directa con su público. El comentario parece quedar en el discurso.
Si todo esto es un discurso, entonces, la duda se centra en el contenido ¿Hasta dónde podemos hablar de dicho contenido como el continente? Y de no ser así ¿Estamos en el círculo vacío?
Continente y contenido debieran ser consecuencia el uno del otro. Sin embargo la historia de la escena en México nos lleva por otro sendero. Y aquí iniciamos con nuestro cuestionamiento.
¿Cuántos ciudadanos del teatro tienen un bagaje teórico que los respalde? ¿Cuántos tienen una obra teórica aunada a una práctica concreta? ¿Cuántos piensan en el teatro como una actividad pecuniaria?
Mucho se ha dicho que no hay mejor docente que aquel cuya labor está cimentada en una práctica cotidiana, en un proceso de investigación más allá del aula. Mucho se ha dicho.
Cuando se crea el INBA lo primero fue el sustento en un proceso de investigación para lo cual se generaron los centros de investigación como apoyo a la docencia.
Y de estos centros el primero fue el de música, luego vinieron los otros. En el terreno de la escena se encuentra el Centro de Investigación Teatral Rodolfo Usigli, y su primera dirección fue la de Margarita Mendoza López. Teórica, investigadora, nacida de familia teatral, autora de varios libros, reconocida por quienes entienden de esto, muere en el sismo del 85.
La segunda fue Socorro Merlín Cruz, teórica de la escena con una entrega, la cual la ha llevado a escribir varios tomos acerca de otros tantos partícipes. Uno de estos libros es La Estética en la Dramaturgia de Emilio Carballido, publicado el año del 2010.
Ya en este siglo nos topamos con Raúl Valles, dramaturgo e investigador de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Cuya obra se perfila por este cuestionamiento a la otredad en la escena.
Yo y el otro frente a frente. En donde el reconocimiento de la identidad del otro permite reconocerse a sí mismo. Una estética, la cual lleva al conocimiento de lo regional para entender el universo.
El compromiso entonces es grande. Entender la historia tanto como la sociedad misma. Entender para comprender el surgimiento de la escena, para comprometerse a la existencia misma.
Y es que mientras menos miedo nos dé el pensar, el creer que todo está hecho, en ese compromiso real, concreto (y que entendamos que lo real no lo es tanto) estará el devenir histórico.
Nos da miedo pensar. Y sin embargo nos sentimos poseedores del universo. Sin una teoría que nos sustente. Con una técnica del bien hacer. En el desconocimiento de quien nos precede.
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
Comentarios
Publicar un comentario