Por José Ruiz Mercado
Podemos mencionar autores cuya obra marca un tiempo. Autores de éxito, tanto como aquellos cuya trascendencia va más allá de un instante. Pero también los partícipes de ambas circunstancias.
Cuando una obra marca. Cuando una obra nos ubica en las necesidades de una sociedad, su autor está en esa sintonía. Usted recordará Cosas de Muchachos, por ejemplo.
Miércoles 15 de abril. Por la madrugada. Nació en Queréndaro, Michoacán el año de 1944. Willebaldo López es de los autores ubicados en ese parámetro con obras, cuya esencia es la vida misma.
Emilio Carballido publica sus primeras obras. Fernando Wagner monta sus primicias; Cosas de Muchachos se vuelve el estandarte del teatro estudiantil. Es un “aguas chavos” les puede pasar.
Los grupos profesionales lo montan. Los grupos estudiantiles también. Cada taller en algún centro cultural lo hace. No es para menos, la temática, la misma estructura de la obra, sin complicaciones técnicas, sin mayor trazo escenográfico, sencillo; le apuesta a la actuación, ese trabajo sincero, directo, más allá de lo vivencial.
Willebaldo se fue este 15 de abril. Se fue el autor de Yo Soy Juárez, nos deja Malinche Show en este momento en donde el gran Show de la clase política grita desaforada como bebe en guardería.
Día 15, los amigos me despiertan con la noticia, cuando apenas unos días antes se iba Tomás Urtusástegui. Abril, con su corona, abril. Y se van los dramaturgos del grupo de los doce sin formar parte de la estadística.
Ricardo Pérez Quitt, autor oriundo de Puebla, investigador, dramaturgo, beneficiado primario de la Beca Salvador Novo, que este año cumple 45 años de esa primicia, escribió una nota para Notimex, con motivo de su fallecimiento:
“Tereso y Leopoldina es una obra que confirma su calidad como autor connotado, obra de alto nivel, que debe considerarse como el perfil del mexicano perdido en sus laberintos, pieza de orfandad, promiscuidad, sueños e ilusiones mancillados por el hambre o la corrupta condición humana que nos revela – desde el sitio de la casa- el complejo inconsciente del mexicano”
Willebaldo, su obra, es parte de la vasta, digo, vastísima obra de autores mexicanos nacidos en el Siglo XX. Con propuestas, todo un legado digno de ser estudiado en todos los niveles del conocimiento, de montajes (dejémonos por un momento de hacer versiones libres, o adaptaciones de novelas) de nuestros autores. Willebaldo fue parte, como Tomás Urtusástegui, del grupo de los doce. Grupo con una característica en sus obras. Lo cotidiano de la clase media.
Día 15. Los amigos me despertaron con la noticia. Alejandro Ostoa, una mala, una mala. Luego me la suelta. Sí, bastante mala. Luego viene Miguel Ángel Tenorio, luego Ricardo Pérez Quitt. El mundo se detuvo por un momento, por lo menos para mí.
Día 15. La memoria de abril. La memoria de los autores mexicanos en medio de presupuestos para otros montajes, menos para los mexicanos. El divorcio entre los empresarios, los directores de escena y los dramaturgos: Malinche Show.
Día 15. La memoria de abril. Los amigos me despertaron con la noticia; sólo era Cosa de Muchachos.
Podemos mencionar autores cuya obra marca un tiempo. Autores de éxito, tanto como aquellos cuya trascendencia va más allá de un instante. Pero también los partícipes de ambas circunstancias.
Cuando una obra marca. Cuando una obra nos ubica en las necesidades de una sociedad, su autor está en esa sintonía. Usted recordará Cosas de Muchachos, por ejemplo.
Miércoles 15 de abril. Por la madrugada. Nació en Queréndaro, Michoacán el año de 1944. Willebaldo López es de los autores ubicados en ese parámetro con obras, cuya esencia es la vida misma.
Emilio Carballido publica sus primeras obras. Fernando Wagner monta sus primicias; Cosas de Muchachos se vuelve el estandarte del teatro estudiantil. Es un “aguas chavos” les puede pasar.
Los grupos profesionales lo montan. Los grupos estudiantiles también. Cada taller en algún centro cultural lo hace. No es para menos, la temática, la misma estructura de la obra, sin complicaciones técnicas, sin mayor trazo escenográfico, sencillo; le apuesta a la actuación, ese trabajo sincero, directo, más allá de lo vivencial.
Willebaldo se fue este 15 de abril. Se fue el autor de Yo Soy Juárez, nos deja Malinche Show en este momento en donde el gran Show de la clase política grita desaforada como bebe en guardería.
Día 15, los amigos me despiertan con la noticia, cuando apenas unos días antes se iba Tomás Urtusástegui. Abril, con su corona, abril. Y se van los dramaturgos del grupo de los doce sin formar parte de la estadística.
Ricardo Pérez Quitt, autor oriundo de Puebla, investigador, dramaturgo, beneficiado primario de la Beca Salvador Novo, que este año cumple 45 años de esa primicia, escribió una nota para Notimex, con motivo de su fallecimiento:
“Tereso y Leopoldina es una obra que confirma su calidad como autor connotado, obra de alto nivel, que debe considerarse como el perfil del mexicano perdido en sus laberintos, pieza de orfandad, promiscuidad, sueños e ilusiones mancillados por el hambre o la corrupta condición humana que nos revela – desde el sitio de la casa- el complejo inconsciente del mexicano”
Willebaldo, su obra, es parte de la vasta, digo, vastísima obra de autores mexicanos nacidos en el Siglo XX. Con propuestas, todo un legado digno de ser estudiado en todos los niveles del conocimiento, de montajes (dejémonos por un momento de hacer versiones libres, o adaptaciones de novelas) de nuestros autores. Willebaldo fue parte, como Tomás Urtusástegui, del grupo de los doce. Grupo con una característica en sus obras. Lo cotidiano de la clase media.
Día 15. Los amigos me despertaron con la noticia. Alejandro Ostoa, una mala, una mala. Luego me la suelta. Sí, bastante mala. Luego viene Miguel Ángel Tenorio, luego Ricardo Pérez Quitt. El mundo se detuvo por un momento, por lo menos para mí.
Día 15. La memoria de abril. La memoria de los autores mexicanos en medio de presupuestos para otros montajes, menos para los mexicanos. El divorcio entre los empresarios, los directores de escena y los dramaturgos: Malinche Show.
Día 15. La memoria de abril. Los amigos me despertaron con la noticia; sólo era Cosa de Muchachos.
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
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