Por José Ruiz Mercado
Los teóricos contemporáneos han llegado a la conclusión de cómo el pragmatismo en el cual vivimos nos han llevado a temerle a la vida. En la cosificación de lo concreto vivimos modelos ajenos a nosotros. Creemos pensar en lo individual cuando partimos de un “gusto” fruto de lo colectivo.
Los modelos sociales nos han enseñado a generar símbolos acordes a las necesidades de los grupos en el poder. Bolívar Echeverría (+), nació el 2 de febrero de 1941, en Riobamba, Ecuador: murió el 5 de junio de 2010. Su nombre completo fue Bolívar Vivencio Echeverría Andrade; discípulo de Adolfo Sánchez Vázquez (+), estudió a la sociedad mexicana en su profundidad y origen.
Su obra bibliográfica es amplia. Lo más conocido de él son los editados por Editorial Era: La Modernidad de lo Barroco en 1998, y, post mortem, Modernidad y Blanquitud en 2010. Sus grandes influencias fueron Karl Marx, Adolfo Sánchez Vázquez y Walter Benjamín.
Él propuso un “ethos barroco” como una forma de resistencia cultural en América Latina como una posible modernidad alternativa. Vale la pena estudiar, leer a fondo su obra toda para comprender la simbiosis cultural de nuestros días.
Por algo Usigli insistió en la revisión a Juan Ruiz de Alarcón. Por algo las propuestas de Nicolás Núñez, de Gabriel Weisz, del mismo Artaud acerca de las culturas ancestrales. Todos coinciden en el pragmatismo imperante.
Jorge Ángeles (director de Teatro Rabinal) en una entrevista reciente, después de una gira por Brasil, se expresó de este miedo al pensar. Palabras más, palabras menos, “creemos en una verdad individual sin saber que somos fruto del consumo”
La entrevista continúo: “El arte no se consume, el arte se vive” Una sociedad pragmática busca la oferta como en una tienda departamental la moda del momento, la etiqueta de la marca, desecha los objetos por la novedad. Una sociedad pragmática se ve en la cosa, jamás en sí misma.
Para un efectivo ritual se requiere de la participación de todos. Nada se da a partir de la observancia de la foto. Se da a partir de la esencia de ser. El teatro visto desde este ángulo es participativo.
En el Rabinal Achí, el libro de la cultura maya, nos habla de la dualidad de dos fuerzas; el espíritu del cielo y de la tierra: El padre Sol y la madre Tierra. Opuestas pero necesarias para la vida. La tarea, la lucha de la humanidad es buscar la armonía entre ambas. Rabinal significa el lugar de la hija del señor. El grupo Rabinal comprende, entiende esta dualidad opuesta pero necesaria. Sólo así se da la vida. Sólo así se da el teatro.
El periodo barroco mexicano tuvo su decisión de comprender la diversidad cultural. De encontrarse en el mundo. Por eso sus grandes personalidades. Personajes únicos. El convencimiento de la escena se da en el momento cuando decidimos ser y no aparentar. La vida es esto.
Estudiar nuestras raíces, analizarlas, observar. Entrenamiento diario. La dualidad de nuestro acontecer histórico. Somos en el momento de comprender nuestras diferencias del resto: La otredad.
Los teóricos contemporáneos han llegado a la conclusión de cómo el pragmatismo en el cual vivimos nos han llevado a temerle a la vida. En la cosificación de lo concreto vivimos modelos ajenos a nosotros. Creemos pensar en lo individual cuando partimos de un “gusto” fruto de lo colectivo.
Los modelos sociales nos han enseñado a generar símbolos acordes a las necesidades de los grupos en el poder. Bolívar Echeverría (+), nació el 2 de febrero de 1941, en Riobamba, Ecuador: murió el 5 de junio de 2010. Su nombre completo fue Bolívar Vivencio Echeverría Andrade; discípulo de Adolfo Sánchez Vázquez (+), estudió a la sociedad mexicana en su profundidad y origen.
Su obra bibliográfica es amplia. Lo más conocido de él son los editados por Editorial Era: La Modernidad de lo Barroco en 1998, y, post mortem, Modernidad y Blanquitud en 2010. Sus grandes influencias fueron Karl Marx, Adolfo Sánchez Vázquez y Walter Benjamín.
Él propuso un “ethos barroco” como una forma de resistencia cultural en América Latina como una posible modernidad alternativa. Vale la pena estudiar, leer a fondo su obra toda para comprender la simbiosis cultural de nuestros días.
Por algo Usigli insistió en la revisión a Juan Ruiz de Alarcón. Por algo las propuestas de Nicolás Núñez, de Gabriel Weisz, del mismo Artaud acerca de las culturas ancestrales. Todos coinciden en el pragmatismo imperante.
Jorge Ángeles (director de Teatro Rabinal) en una entrevista reciente, después de una gira por Brasil, se expresó de este miedo al pensar. Palabras más, palabras menos, “creemos en una verdad individual sin saber que somos fruto del consumo”
La entrevista continúo: “El arte no se consume, el arte se vive” Una sociedad pragmática busca la oferta como en una tienda departamental la moda del momento, la etiqueta de la marca, desecha los objetos por la novedad. Una sociedad pragmática se ve en la cosa, jamás en sí misma.
Para un efectivo ritual se requiere de la participación de todos. Nada se da a partir de la observancia de la foto. Se da a partir de la esencia de ser. El teatro visto desde este ángulo es participativo.
En el Rabinal Achí, el libro de la cultura maya, nos habla de la dualidad de dos fuerzas; el espíritu del cielo y de la tierra: El padre Sol y la madre Tierra. Opuestas pero necesarias para la vida. La tarea, la lucha de la humanidad es buscar la armonía entre ambas. Rabinal significa el lugar de la hija del señor. El grupo Rabinal comprende, entiende esta dualidad opuesta pero necesaria. Sólo así se da la vida. Sólo así se da el teatro.
El periodo barroco mexicano tuvo su decisión de comprender la diversidad cultural. De encontrarse en el mundo. Por eso sus grandes personalidades. Personajes únicos. El convencimiento de la escena se da en el momento cuando decidimos ser y no aparentar. La vida es esto.
Estudiar nuestras raíces, analizarlas, observar. Entrenamiento diario. La dualidad de nuestro acontecer histórico. Somos en el momento de comprender nuestras diferencias del resto: La otredad.
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
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