Así como existen sociedades poéticas existen sociedades envueltas en el economicismo. Pero aún estas sostienen categorías. Unas fundamentan su actuar en la inversión; otras en el comercio.
Las primeras generan sus medios. Reconocen al arte como una inversión económica, educativa. Sostienen un turismo cultural, por lo mismo apuestan por sus autores, por la educación humanista fundamentada en la investigación.
La segunda busca el inmediatismo ecomicista. Las divisas. El turismo es de prestación de servicios, tráfico de mercancías con la visión de “al público lo que pida” La educación se ofrece para la especialización al trabajo. La búsqueda de los mercados va a los dictados de la moda.
En la primera el arte y sus hacedores tienen una posición social. Se genera una competencia hacia nuevos lenguajes, nuevos públicos, provoca cambios estructurales. Existen los grandes maestros con sus mejores discípulos. Conviven de igual a igual con los extranjeros, siempre los mejores.
En la segunda la apuesta va al terreno de lo político como inversión. Se le da prioridad a los iniciantes antes que a los con trayectoria. Tiene, al contrario de la primera, una cultura dependiente acorde a los vaivenes del mercado internacional. Los autores tienen dos opciones, emigrar o pelear por un puesto en la administración pública.
Algunos sociólogos del arte emergidos de la primera afirman, en lo concerniente al estilo, el como las sociedades agrícolas tienden a lo geométrico, mientras las sociedades industriales buscan el realismo como estructura de identificación.
Las comerciales, al estar sometidas al mercado externo, pierden identidad en su dependencia. Son sociedades que apuestan a la modernidad, a lo novedoso, con su contraste. Aparecen los movimientos contestatarios más álgidos.
Poca, o nula respuesta, reciben del público acostumbrado a los vaivenes del exterior, para generar la leyenda del artista alejado de su temporalidad. Se dice adelantado a su tiempo cuando la actividad del artista es hacer una lectura de su cotidianeidad, una abstracción de su entorno.
La sensibilidad es un factor determinante la cual requiere de un proceso de socialización. Como individuos estamos expuestos a una historia individual/ colectiva, la cual, podemos transformar a partir de la abstracción y la concreción.
La filia y la fobia son parte de la conducta. Tienen un origen social. El cambio viene cuando nos enteramos de su proveniencia, cuando podemos jugar con ellas. Lo lúdico es una cualidad del arte.
Entonces, el reconocernos como seres inacabados, con la posibilidad al cambio estaremos brindándonos una expectativa de vida más allá de nuestro entorno.
Este grito de liberación lleva a esa obra fuera del contexto cotidiano a los autores trasgresores a la búsqueda de nuevos lenguajes, quienes, al tener acceso a otras culturas, se enfrentan a cambios poco esperados.
¿Y el público? ¡Ah, ese público¡
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
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