¿Estudiar Teatro o Sólo Actuación?
Por José Ruiz Mercado
El teatro se hace en el escenario. La vida fantástica de la actuación en comunión con el público, sensible, dispuesto a compartir ¿Cuántos escritos existen acerca de la sensibilidad del receptor? Aún más ¿Cuántos acerca de la promoción de una obra?
Las escuelas de administración, tanto como las de sociología y ciencias políticas están ausentes en su currícula de estudios especializados en esta área del conocimiento.
El éxito de una puesta en escena radica en dos elementos fundamentales: Lo mediático del director y los actores, además de la promoción y difusión al montaje.
Esto si lo vemos en la superficie. Vayamos a fondo en el problema. Después de la lectura de la obra ¿Cuántos ensayos se prevén? ¿Cuál va a ser nuestro personal técnico? ¿A qué público va dirigido? ¿Será el director idóneo para la obra? ¿Y los actores? ¿Tenemos el espacio adecuado?
Todo esto es trabajo profesional para un administrador. Quién no sólo contactará al personal adecuado; éste tendrá a su vez a un publicista quién se encargará de la debida difusión.
La verdad de los montajes es otra. El director se encarga de ese todo. Va a depender de su capacidad de relación, además del gusto personal del tipo de obra ¿Qué papel juega el dramaturgo?
Se ha idealizado al público. Pareciera un ente desconocido dispuesto a asistir al primer llamado. Nos olvidamos de los gustos, las aficiones y hasta las ideologías de éste.
Habrá quien prefiera a los clásicos, quien prefiera el cine o el fut-bol. Éste no es el idóneo para el dramaturgo novísimo, ni para el buscador de nuevos encuentros. Aquí entra otro personaje, el crítico, aquel con el conocimiento de la escena, quien, apoyado en el sociólogo analice las necesidades sociales.
¿Cómo convencer a quien gusta de los clásicos de las virtudes del novo? ¿Cómo decirle al aficionado al fut-bol de lo interesante del teatro? Pregunta ociosa ¿Por qué el futbol es tan socorrido? ¿En dónde radica su magia?
Los expertos en el fut-bol saben que para que un equipo gane se necesita inversión, lo demás es cuestión familiar. La tradición cuenta ¿Entonces por qué no invertirle al teatro? ¿Por qué no educar desde el seno familiar al teatro?
Otro conflicto radica en la educación. Al estudiante (ojo, no dije principiante) se le educa, se le proclama, como “artista”. Poco valor se le acredita al profesional, más aún cuando se monta una obra con talleristas junto a un actor con experiencia.
Lo ideal de la magia del escenario, esa comunicación del actor con el público sólo puede darse cuando ambos se encuentran en empatía. El circuito del habla del cual nos hablan los lingüistas.
Y eso sólo puede suceder cuando ambos tienen la misma frecuencia, cuando ese público deseado sabe a lo que va y no se siente engañado. Cuando la publicidad tiene la lectura de la obra.
De ahí la necesidad de todo un equipo de trabajo armónico, con conocimiento del hecho. El público, esa rara avis con cara, con necesidad de comunión. Rara, sí, pero al fin de cuentas con una visión del mundo.
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
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