Por José Ruiz Mercado
¿Cuántos medios han dado cuenta de la actividad de los grupos independientes? Y de estos ¿Cuántos grupos han nacido, desaparecidos, vueltos a nacer, a formar parte de la currícula personal a la fecha? ¿Cuántos han sido merecedores de un “like” en Facebook o cualquiera otra de las redes sociales?
¿Quién recuerda a Los Hijos de la Luna, La Banda, sus propuestas, alcances, montajes? ¿Quién recuerda a autores cuya obra no fue estudiada en el aula? De nuevo el factor mediático.
Las redes sociales y los programas interactivos tanto de la radio como de la televisión son claves. El público tiene derecho a replica. En la prensa, la sección del lector, ni es inmediata, ni abierta. Se vuelve selectiva. La inmediatez es importante; pero, para no hacerla cansada ¿Cuántos de estos programas son especializados en teatro?
Varios factores convergen en el gusto por el teatro; los grupos sociales provocan la presencia o la ausencia del hacer escénico. Grupos conformados, desde los hacedores directamente involucrados, los administradores de la cultura, los medios, el público; responsables todos de la efectividad escénica.
La responsabilidad histórica de los hacedores del teatro conlleva la lectura de su tiempo, con esto la inmersión social en la generación del imaginario colectivo, o la repetición inconciente de las capitales del espectáculo.
Las grandes empresas del espectáculo se han caracterizado por la repetición ideológica, en el acecho de los intereses colonizadores del mundo actual, a partir de las grandes producciones de las capitales del espectáculo. Pero si bien, esto no nos debería de extrañar, pero si de preocupar (¿Cuándo se verá la producción de un autor nacional?); el conflicto se da cuando los grupos independientes pretenden, sin el capital necesario, el montaje de esas producciones.
Lo mismo acontece con los grupos de las universidades. Ante la falla de las estrategias de investigación, la Universidad ofrece un status social al cual, algunos sociólogos, entre otros, Pierre Bourdieu, le han llamado capital social.
Un problema verdaderamente serio. Aún más que el de las empresas del espectáculo; estamos hablando de un presupuesto público, por una parte, pero por otra, la de una formación eurocéntrica, positivista, bajo la ideologización del buen gusto. Sin mencionar por supuesto aquello de la licencia como supuesto de conocimiento.
Indiquémoslo de entrada; la información no genera el saber, mucho menos la escalada social, todo viene desde el espacio de la cuna en un devenir histórico de los planos sociales, en una circunstancia psicológica. Los individuos con una claridad en su circunstancia social van a ser desprendidos, participativos; quienes adolecen de ésta, van a ser acumulativos, incluso en el terreno del conocimiento (elemento no necesariamente determinista, el entorno social y la conciencia pueden lograr cambios de conducta), buscarán en sus acciones el capital social, la escalada de la pirámide socio-cultural. Por lo tanto se convertirán en consumidores de los dictados de los intereses colonizadores. Cuando el Estado, ideologizado, responde a dichos mandatos, responderá igual en todas las esferas, incluyendo la administración de la cultura. En ésta circunstancia, tanto los hacedores como el Estado hacen una fabulosa mancuerna.
La dialéctica social se da en la contraparte. En ese otro, en el contestatario, si utilizamos un concepto acuñado en los setenta, en el teatro de frontera, con toda la implicación, un teatro en la retroalimentación de los proyectos de vida individual y colectivo.
Es aquí en dónde entra la magia de los medios como reproductores ideológicos. Decía un amigo que la peor crítica es cuando no se hace; no en la condescendencia sino en la ignorancia. No es que hablen bien o mal de tu obra, sino que nadie la comente.
Hablo de los medios en su amplio espectro, incluyendo los universitarios, los centros de investigación con los cuales deberían contar todas, los independientes (organizaciones sociales, revistas, entre otros) en donde su labor pretende difundir la labor de los artistas miembros de la sociedad civil.
José Ruiz Mercado
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
¿Cuántos medios han dado cuenta de la actividad de los grupos independientes? Y de estos ¿Cuántos grupos han nacido, desaparecidos, vueltos a nacer, a formar parte de la currícula personal a la fecha? ¿Cuántos han sido merecedores de un “like” en Facebook o cualquiera otra de las redes sociales?
¿Quién recuerda a Los Hijos de la Luna, La Banda, sus propuestas, alcances, montajes? ¿Quién recuerda a autores cuya obra no fue estudiada en el aula? De nuevo el factor mediático.
Las redes sociales y los programas interactivos tanto de la radio como de la televisión son claves. El público tiene derecho a replica. En la prensa, la sección del lector, ni es inmediata, ni abierta. Se vuelve selectiva. La inmediatez es importante; pero, para no hacerla cansada ¿Cuántos de estos programas son especializados en teatro?
Varios factores convergen en el gusto por el teatro; los grupos sociales provocan la presencia o la ausencia del hacer escénico. Grupos conformados, desde los hacedores directamente involucrados, los administradores de la cultura, los medios, el público; responsables todos de la efectividad escénica.
La responsabilidad histórica de los hacedores del teatro conlleva la lectura de su tiempo, con esto la inmersión social en la generación del imaginario colectivo, o la repetición inconciente de las capitales del espectáculo.
Las grandes empresas del espectáculo se han caracterizado por la repetición ideológica, en el acecho de los intereses colonizadores del mundo actual, a partir de las grandes producciones de las capitales del espectáculo. Pero si bien, esto no nos debería de extrañar, pero si de preocupar (¿Cuándo se verá la producción de un autor nacional?); el conflicto se da cuando los grupos independientes pretenden, sin el capital necesario, el montaje de esas producciones.
Lo mismo acontece con los grupos de las universidades. Ante la falla de las estrategias de investigación, la Universidad ofrece un status social al cual, algunos sociólogos, entre otros, Pierre Bourdieu, le han llamado capital social.
Un problema verdaderamente serio. Aún más que el de las empresas del espectáculo; estamos hablando de un presupuesto público, por una parte, pero por otra, la de una formación eurocéntrica, positivista, bajo la ideologización del buen gusto. Sin mencionar por supuesto aquello de la licencia como supuesto de conocimiento.
Indiquémoslo de entrada; la información no genera el saber, mucho menos la escalada social, todo viene desde el espacio de la cuna en un devenir histórico de los planos sociales, en una circunstancia psicológica. Los individuos con una claridad en su circunstancia social van a ser desprendidos, participativos; quienes adolecen de ésta, van a ser acumulativos, incluso en el terreno del conocimiento (elemento no necesariamente determinista, el entorno social y la conciencia pueden lograr cambios de conducta), buscarán en sus acciones el capital social, la escalada de la pirámide socio-cultural. Por lo tanto se convertirán en consumidores de los dictados de los intereses colonizadores. Cuando el Estado, ideologizado, responde a dichos mandatos, responderá igual en todas las esferas, incluyendo la administración de la cultura. En ésta circunstancia, tanto los hacedores como el Estado hacen una fabulosa mancuerna.
La dialéctica social se da en la contraparte. En ese otro, en el contestatario, si utilizamos un concepto acuñado en los setenta, en el teatro de frontera, con toda la implicación, un teatro en la retroalimentación de los proyectos de vida individual y colectivo.
Es aquí en dónde entra la magia de los medios como reproductores ideológicos. Decía un amigo que la peor crítica es cuando no se hace; no en la condescendencia sino en la ignorancia. No es que hablen bien o mal de tu obra, sino que nadie la comente.
Hablo de los medios en su amplio espectro, incluyendo los universitarios, los centros de investigación con los cuales deberían contar todas, los independientes (organizaciones sociales, revistas, entre otros) en donde su labor pretende difundir la labor de los artistas miembros de la sociedad civil.

Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
Perdí mi cuenta de hotmail. Podrían enviarmela a joseruizdram@gmail.com. Por favor.
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