Por José Ruiz Mercado
Tenemos un estudio acerca de la obra de Lope de Vega (además, claro, de los estudios de Gómez de la Serna y otros ya clásicos) y de Shakespeare, de un autor venezolano: Edilio Peña (Puerto La Cruz, Venezuela, 1951- ).
Edilio es autor de varias obras teatrales y cinematográficas en donde nos habla de la lucha de su pueblo. Resistencia (1973), El Círculo (1975), Los Pájaros se Van Con la Muerte (1978), además de libros de teoría, tales como Apuntes Sobre el Texto Teatral, y este, del cual ahora menciono, publicado por La Academia Nacional de la Historia, en Caracas, el año de 1992: La Pasión Divina/La Pasión Inútil.
Dividido en tres partes, La Pasión… nos lleva con un conocimiento amplio, sin caer en erudiciones, al estudio del estilo, de la antropología, de ese hacer en comunión con su pueblo, su público ávido de la sorpresa.
Al hablar del mito, nos dice: La Cultura de un pueblo está construida no sólo por sus costumbres sino esa poderosa fuerza que la dibuja: el mito (…) como un animal extraño, venido de un pantano neblinoso, siempre ha buscado expresar su alma en el rito que paradójicamente lo aniquila en el conjunto de la representación (…) Porque el mito renacerá inevitablemente como el destino.
Casi para finalizar el apartado del mito hace una reflexión, la cual, si le quitamos la referencia a su país de origen, así se expresa: Venezuela no tiene un teatro trágico ni mítico. Porque la conciencia dramatúrgica anterior no ahondó en sus referencias míticas para desafiar a la vez las ideas culturales de los conservadores y liberales que nos gobernaron. El símil puede ser valido si revisamos el pasado de América Latina.
De nuevo, entender el pasado para generar nuestro futuro. Ya no la frase lapidaria de quien desconoce su historia está condenado a repetirla, sino, quien desconoce su historia está condenado al estancamiento y, en el peor de los casos, a ser maquila cultural.
Quizás por eso de los conservadores y liberales, Nueva York ha sido una ciudad del Siglo XX. Se dice. Si no sucede ahí no existe para el mundo. En 1973 Maruxa Vilalta hacía un paseo por off off Broadway. El documento se encuentra en una revista del Instituto Nacional de Bellas (INBA) en su número diez. La de agosto, la cual era dirigida por Oscar Oliva, poeta, miembro del grupo La Espiga amotinada.
Maruxa publica en 1972, a cargo del Fondo de Cultura Económica, su obra de los 60. En 1977 edita Nada Como el Piso 16, en Joaquín Mortis, una obra, en donde la búsqueda de las anteriores, estaba lejos. Sin embargo la semilla de sus obras montadas en los años 60 continuaba presente.
Entre una y otra producción estaba incluido, digamos, la primera, el mito, la abstracción de lo cotidiano mexicano. En la segunda, el cosmopolitismo le ganó.
José Ruiz Mercado
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
Tenemos un estudio acerca de la obra de Lope de Vega (además, claro, de los estudios de Gómez de la Serna y otros ya clásicos) y de Shakespeare, de un autor venezolano: Edilio Peña (Puerto La Cruz, Venezuela, 1951- ).
Edilio es autor de varias obras teatrales y cinematográficas en donde nos habla de la lucha de su pueblo. Resistencia (1973), El Círculo (1975), Los Pájaros se Van Con la Muerte (1978), además de libros de teoría, tales como Apuntes Sobre el Texto Teatral, y este, del cual ahora menciono, publicado por La Academia Nacional de la Historia, en Caracas, el año de 1992: La Pasión Divina/La Pasión Inútil.
Dividido en tres partes, La Pasión… nos lleva con un conocimiento amplio, sin caer en erudiciones, al estudio del estilo, de la antropología, de ese hacer en comunión con su pueblo, su público ávido de la sorpresa.
Al hablar del mito, nos dice: La Cultura de un pueblo está construida no sólo por sus costumbres sino esa poderosa fuerza que la dibuja: el mito (…) como un animal extraño, venido de un pantano neblinoso, siempre ha buscado expresar su alma en el rito que paradójicamente lo aniquila en el conjunto de la representación (…) Porque el mito renacerá inevitablemente como el destino.
Casi para finalizar el apartado del mito hace una reflexión, la cual, si le quitamos la referencia a su país de origen, así se expresa: Venezuela no tiene un teatro trágico ni mítico. Porque la conciencia dramatúrgica anterior no ahondó en sus referencias míticas para desafiar a la vez las ideas culturales de los conservadores y liberales que nos gobernaron. El símil puede ser valido si revisamos el pasado de América Latina.
De nuevo, entender el pasado para generar nuestro futuro. Ya no la frase lapidaria de quien desconoce su historia está condenado a repetirla, sino, quien desconoce su historia está condenado al estancamiento y, en el peor de los casos, a ser maquila cultural.
Quizás por eso de los conservadores y liberales, Nueva York ha sido una ciudad del Siglo XX. Se dice. Si no sucede ahí no existe para el mundo. En 1973 Maruxa Vilalta hacía un paseo por off off Broadway. El documento se encuentra en una revista del Instituto Nacional de Bellas (INBA) en su número diez. La de agosto, la cual era dirigida por Oscar Oliva, poeta, miembro del grupo La Espiga amotinada.
Maruxa publica en 1972, a cargo del Fondo de Cultura Económica, su obra de los 60. En 1977 edita Nada Como el Piso 16, en Joaquín Mortis, una obra, en donde la búsqueda de las anteriores, estaba lejos. Sin embargo la semilla de sus obras montadas en los años 60 continuaba presente.
Entre una y otra producción estaba incluido, digamos, la primera, el mito, la abstracción de lo cotidiano mexicano. En la segunda, el cosmopolitismo le ganó.

Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
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