Por José Ruiz Mercado
Los estilos son productos de la visión del mundo de un núcleo de la sociedad. La política, la economía, los conflictos al interior de los diversos grupos sociales integrantes de la comunidad en su conjunto dan los cambios. Igual como en un ordenador electrónico; el juego de software y hardware.
Las grandezas del barroco español, incluyendo los cambios del lenguaje no se hubieran dado sin la conflictiva entre España e Inglaterra por la posesión de las colonias en América. Y sin esto los grandes, desde Luis de Góngora y Argote, Francisco de Quevedo y Villegas, jamás hubieran desafiado el idioma para introducir el latín al castellano.
La latinización, desde nuevos conceptos hasta la sintaxis cambió. Miguel de Cervantes Saavedra, Calderón de la Barca, Lope de Vega y, en América, Sor Juana Inés de la Cruz, Juan Ruiz de Alarcón.
Llega una mujer a la corona inglesa, gracias a ello tenemos a los autores ingleses. Los estilos surgen por los cambios sociales. Los grandes temas. Los grandes autores. Los nuevos espacios. William Shakespeare.
La dignidad humana, la lealtad, la lucha por el poder, pero sobre todo, el cuestionamiento ontológico, son los temas de ese momento. Se habla de crisis, de recomposición del mundo, pero sobre todo, en una relación directa con la ciudadanía, la ideología imperante, la corona como estructura de pensamiento.
En una ociosa pregunta me imagino al culto público de ese periodo cuestionando a Shakespeare o a Lope de Vega preguntándose acerca del regionalismo. De ser así ¿Recordaríamos la frase de Cervantes? Ociosamente, la Reina Isabel, ¿alguna vez le prestó a otro grupo, digamos, de España, el Foro Isabelino?
Definitivamente otros tiempos, otra visión del mundo. Se escribió la historia y hoy continuamos con otros contextos socio ideológicos, los cuales nos han marcado. Temática, estructura, estilística. Lo interesante de este repaso es indagar las repercusiones, los por qué, las influencias en el teatro de hoy.
Los nombres, las obras, se vuelven recurrentes. Estudio, análisis, alcances de la escena contemporánea son fundamentales para entender sus repercusiones, si, como entender el juego de software y hardware.
Sin embargo lo técnico requiere un fundamento teórico para ir más allá de una actitud mecánica. Pero algo más, las ideas abstractas se alejan de la idea original; entonces se requiere el análisis, la proveniencia para retomar el rumbo, la necesidad de revisar la historia, una y otra vez.
Cuando nos alejamos de ésta, caemos en el pensamiento ontológico. Nos generamos la conceptualización del espontaneismo. La creencia del ser como lo único e inamovible. Lo nuevo surgido de la nada.
La generación espontánea pareciera ser la verdad. Nos convertimos en religiosos sin religión y enarbolamos conceptos como los jóvenes son los dueños del mundo, confundimos técnica con ciencia, el saber manejar una máquina como sinónimo de verdad eterna o de maldición sin más.
Las vertientes del pensamiento fundamentadas en lo pasado como nostalgia, negar a las nuevas generaciones la felicidad en la frase contraria a lo de los jóvenes con aquello de todo pasado fue mejor.
Ambas frases nos llevan a desconocernos en nuestro mundo. En creer la función de las máquinas como algo superior y, no como una herramienta
José Ruiz Mercado
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
Los estilos son productos de la visión del mundo de un núcleo de la sociedad. La política, la economía, los conflictos al interior de los diversos grupos sociales integrantes de la comunidad en su conjunto dan los cambios. Igual como en un ordenador electrónico; el juego de software y hardware.
Las grandezas del barroco español, incluyendo los cambios del lenguaje no se hubieran dado sin la conflictiva entre España e Inglaterra por la posesión de las colonias en América. Y sin esto los grandes, desde Luis de Góngora y Argote, Francisco de Quevedo y Villegas, jamás hubieran desafiado el idioma para introducir el latín al castellano.
La latinización, desde nuevos conceptos hasta la sintaxis cambió. Miguel de Cervantes Saavedra, Calderón de la Barca, Lope de Vega y, en América, Sor Juana Inés de la Cruz, Juan Ruiz de Alarcón.
Llega una mujer a la corona inglesa, gracias a ello tenemos a los autores ingleses. Los estilos surgen por los cambios sociales. Los grandes temas. Los grandes autores. Los nuevos espacios. William Shakespeare.
La dignidad humana, la lealtad, la lucha por el poder, pero sobre todo, el cuestionamiento ontológico, son los temas de ese momento. Se habla de crisis, de recomposición del mundo, pero sobre todo, en una relación directa con la ciudadanía, la ideología imperante, la corona como estructura de pensamiento.
En una ociosa pregunta me imagino al culto público de ese periodo cuestionando a Shakespeare o a Lope de Vega preguntándose acerca del regionalismo. De ser así ¿Recordaríamos la frase de Cervantes? Ociosamente, la Reina Isabel, ¿alguna vez le prestó a otro grupo, digamos, de España, el Foro Isabelino?
Definitivamente otros tiempos, otra visión del mundo. Se escribió la historia y hoy continuamos con otros contextos socio ideológicos, los cuales nos han marcado. Temática, estructura, estilística. Lo interesante de este repaso es indagar las repercusiones, los por qué, las influencias en el teatro de hoy.
Los nombres, las obras, se vuelven recurrentes. Estudio, análisis, alcances de la escena contemporánea son fundamentales para entender sus repercusiones, si, como entender el juego de software y hardware.
Sin embargo lo técnico requiere un fundamento teórico para ir más allá de una actitud mecánica. Pero algo más, las ideas abstractas se alejan de la idea original; entonces se requiere el análisis, la proveniencia para retomar el rumbo, la necesidad de revisar la historia, una y otra vez.
Cuando nos alejamos de ésta, caemos en el pensamiento ontológico. Nos generamos la conceptualización del espontaneismo. La creencia del ser como lo único e inamovible. Lo nuevo surgido de la nada.
La generación espontánea pareciera ser la verdad. Nos convertimos en religiosos sin religión y enarbolamos conceptos como los jóvenes son los dueños del mundo, confundimos técnica con ciencia, el saber manejar una máquina como sinónimo de verdad eterna o de maldición sin más.
Las vertientes del pensamiento fundamentadas en lo pasado como nostalgia, negar a las nuevas generaciones la felicidad en la frase contraria a lo de los jóvenes con aquello de todo pasado fue mejor.
Ambas frases nos llevan a desconocernos en nuestro mundo. En creer la función de las máquinas como algo superior y, no como una herramienta

Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
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