Por José Ruiz Mercado.
Félix Vargas Molina entró a la escena del teatro mexicano con toda la fuerza de un autor completo. Dramaturgo, director escénico, narrador, pintor, promotor cultural, descubridor de talentos: Rigoberto Silva, Luis Manuel (el de la paloma), María Eugenia Castañeda, José Luis Pérez y otros más, de una lista grande.
Descubre la obra, y hace el montaje de Miguel González Gómez, autor con una poética llegándole al Lorca de Así que Pasen Cinco Años. Obras como Los Múltiples Espejos, Los Monos, tan sólo por mencionar algunas.
Sólo quien permite crecer al otro se reconoce real y contundente en sí mismo, la trascendencia humana se percibe en este darse al otro. Una cualidad poco valuada en nuestros días.
Félix Vargas Molina nació en Los Mezquites, un 11 de noviembre de 1943, muere en Guadalajara, dejando muchos proyectos por realizarse, el 31 de agosto de 1997.
En 1979 estrena Las Dos Soledades (Costa Amic la edita en 1981), su obra cumbre. El recuento de su estructura literaria nos lleva a la revisión de los autores del Siglo de Oro Español, principalmente en el verso de Luis de Góngora y Argote, a la estructura de Federico García Lorca.
Son mujeres las protagonistas. Mujeres con fuerza, con ímpetu, transgresoras de su cotidianeidad. La mujer nueva, la requerida, quien vive su momento con toda la dignidad ante el embate de una sociedad que se desgrana. Se enfrentan a su núcleo familiar. Cuestionan las lacras de los paradigmas sociales como verdaderas heroínas.
El lenguaje teatral de Félix fue transgresor. Firme. Poético. En cada una de sus obras nos llevan a revisar el subconsciente colectivo. Lo más interno, lo que no nos atrevemos a lucir.
Como director llevó a la escena a Maruxa Villalta, a Willebaldo López, a Federico García Lorca, a Miguel González Gómez. Ahí estaba presente su conocimiento, su carácter.
Su conocimiento de la pintura lo llevó a crear en escena cuadros magistrales, su manejo de la iluminación le dieron pauta a atmósferas vivientes. La magia del escenario.
Y ahí está el hombre, el director recio. Y ahí está su obra. Quien supo comprender los personajes teatrales para darles vida.
José Ruiz Mercado
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
Félix Vargas Molina entró a la escena del teatro mexicano con toda la fuerza de un autor completo. Dramaturgo, director escénico, narrador, pintor, promotor cultural, descubridor de talentos: Rigoberto Silva, Luis Manuel (el de la paloma), María Eugenia Castañeda, José Luis Pérez y otros más, de una lista grande.
Descubre la obra, y hace el montaje de Miguel González Gómez, autor con una poética llegándole al Lorca de Así que Pasen Cinco Años. Obras como Los Múltiples Espejos, Los Monos, tan sólo por mencionar algunas.
Sólo quien permite crecer al otro se reconoce real y contundente en sí mismo, la trascendencia humana se percibe en este darse al otro. Una cualidad poco valuada en nuestros días.
Félix Vargas Molina nació en Los Mezquites, un 11 de noviembre de 1943, muere en Guadalajara, dejando muchos proyectos por realizarse, el 31 de agosto de 1997.
En 1979 estrena Las Dos Soledades (Costa Amic la edita en 1981), su obra cumbre. El recuento de su estructura literaria nos lleva a la revisión de los autores del Siglo de Oro Español, principalmente en el verso de Luis de Góngora y Argote, a la estructura de Federico García Lorca.
Son mujeres las protagonistas. Mujeres con fuerza, con ímpetu, transgresoras de su cotidianeidad. La mujer nueva, la requerida, quien vive su momento con toda la dignidad ante el embate de una sociedad que se desgrana. Se enfrentan a su núcleo familiar. Cuestionan las lacras de los paradigmas sociales como verdaderas heroínas.
El lenguaje teatral de Félix fue transgresor. Firme. Poético. En cada una de sus obras nos llevan a revisar el subconsciente colectivo. Lo más interno, lo que no nos atrevemos a lucir.
Como director llevó a la escena a Maruxa Villalta, a Willebaldo López, a Federico García Lorca, a Miguel González Gómez. Ahí estaba presente su conocimiento, su carácter.
Su conocimiento de la pintura lo llevó a crear en escena cuadros magistrales, su manejo de la iluminación le dieron pauta a atmósferas vivientes. La magia del escenario.
Y ahí está el hombre, el director recio. Y ahí está su obra. Quien supo comprender los personajes teatrales para darles vida.

Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
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