Por José Ruiz Mercado.
Una comunidad teatral sana se deja ver, no por su cantidad de montajes, sino por la incursión de la familia teatral en su conjunto. Lo demás sólo nos indica una dependencia con la(s) capital(es) del espectáculo. Reza un refrán popular.
En el territorio de la psicosociología ese fenómeno de dependencia es denominado como una falta de identidad, la negación a los orígenes, en donde se presenta como una alteración al ego.
Al negar los orígenes se busca un sustituto. Aquí entra otro problema originado por una acción ideológica. Ese ejemplo es ideado por un algo superior comparativo; en donde, al no poder alcanzarlo, viene el sentimiento de inferioridad (la alteración del ego), el cual puede devenir en un sentimiento de agresividad.
El tener se convierte en ser. Si X tiene es porque es Y; y al no poder ser X entonces lo agredo. La mentalidad del mendigo, pero también las agresiones sexuales en todas sus representaciones.
En esta negación del ego trae variables. Por una parte, lo sexual, hasta lo criminológico; por otra, la negación de lo étnico, la búsqueda de la identidad en las diferencias de una cultura étnica, la dependencia de la provincia, tal como ya se ha mencionado.
Las Ubarry, de Oscar Liera (Navoloato Sinaloa, 1946-1990) nos presenta una visión de ésta descarnada alteración. Sin olvidarnos de Las Criadas, de Jean Genet.
Hay montajes históricos, claves. De Las Ubarry tuvimos un montaje de ejemplo, el hecho por Consuelo Pruneda con dos actores, en donde la estética de lo grotesco se vio, resaltando así la decadencia de los personajes, ese sometimiento a la conceptualización de la aristocracia al cual se aferran dos mujeres que se creen parte de una dinastía.
Edeberto (Pilo) Galindo es otro dramaturgo que nos habla de las consecuencias de este conflicto social. El Caimán y los Sapos, dignamente dirigida por Luis Bizarro, en Chihuahua, muestra este conflicto de la prostitución, el secuestro, el femicidio. La obra de Pilo presenta esta cultura minimizadora de la mujer y sus consecuencias.
Hoy día tenemos dos polos rectores del teatro mexicano. Por una parte, el centro sigue siendo importante gracias a los medios, quienes hacen eco de lo producido. La región norte con la querencia a sus autores, con teóricos de la escena, pero sobre todo con un entender su procedencia.
Pero, lo bueno es que no soy sociólogo, mucho menos psicólogo, ó, quizá, lo malo sea precisamente eso lo que me hace falta y, me quede en mencionar a algunos autores de la frontera norte.
Tan sólo me lleve a mencionar a Víctor Hugo Rascón Banda (a quien se le honra con llevar un teatro en Ciudad Juárez su nombre), a Oscar Liera, quien con su obra Cucara Macara, puso a la luz la intransigencia de un país sumergido en la misoginia, de Roberto Collera con El Estanque, en donde muestra, no sólo a una mujer en conflicto consigo misma, sino a un país que se destruye a sí mismo.
Pero, bueno. Ni soy sociólogo ni psicólogo.
José Ruiz Mercado
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
Una comunidad teatral sana se deja ver, no por su cantidad de montajes, sino por la incursión de la familia teatral en su conjunto. Lo demás sólo nos indica una dependencia con la(s) capital(es) del espectáculo. Reza un refrán popular.
En el territorio de la psicosociología ese fenómeno de dependencia es denominado como una falta de identidad, la negación a los orígenes, en donde se presenta como una alteración al ego.
Al negar los orígenes se busca un sustituto. Aquí entra otro problema originado por una acción ideológica. Ese ejemplo es ideado por un algo superior comparativo; en donde, al no poder alcanzarlo, viene el sentimiento de inferioridad (la alteración del ego), el cual puede devenir en un sentimiento de agresividad.
El tener se convierte en ser. Si X tiene es porque es Y; y al no poder ser X entonces lo agredo. La mentalidad del mendigo, pero también las agresiones sexuales en todas sus representaciones.
En esta negación del ego trae variables. Por una parte, lo sexual, hasta lo criminológico; por otra, la negación de lo étnico, la búsqueda de la identidad en las diferencias de una cultura étnica, la dependencia de la provincia, tal como ya se ha mencionado.
Las Ubarry, de Oscar Liera (Navoloato Sinaloa, 1946-1990) nos presenta una visión de ésta descarnada alteración. Sin olvidarnos de Las Criadas, de Jean Genet.
Hay montajes históricos, claves. De Las Ubarry tuvimos un montaje de ejemplo, el hecho por Consuelo Pruneda con dos actores, en donde la estética de lo grotesco se vio, resaltando así la decadencia de los personajes, ese sometimiento a la conceptualización de la aristocracia al cual se aferran dos mujeres que se creen parte de una dinastía.
Edeberto (Pilo) Galindo es otro dramaturgo que nos habla de las consecuencias de este conflicto social. El Caimán y los Sapos, dignamente dirigida por Luis Bizarro, en Chihuahua, muestra este conflicto de la prostitución, el secuestro, el femicidio. La obra de Pilo presenta esta cultura minimizadora de la mujer y sus consecuencias.
Hoy día tenemos dos polos rectores del teatro mexicano. Por una parte, el centro sigue siendo importante gracias a los medios, quienes hacen eco de lo producido. La región norte con la querencia a sus autores, con teóricos de la escena, pero sobre todo con un entender su procedencia.
Pero, lo bueno es que no soy sociólogo, mucho menos psicólogo, ó, quizá, lo malo sea precisamente eso lo que me hace falta y, me quede en mencionar a algunos autores de la frontera norte.
Tan sólo me lleve a mencionar a Víctor Hugo Rascón Banda (a quien se le honra con llevar un teatro en Ciudad Juárez su nombre), a Oscar Liera, quien con su obra Cucara Macara, puso a la luz la intransigencia de un país sumergido en la misoginia, de Roberto Collera con El Estanque, en donde muestra, no sólo a una mujer en conflicto consigo misma, sino a un país que se destruye a sí mismo.
Pero, bueno. Ni soy sociólogo ni psicólogo.

Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
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