Por José Ruiz Mercado
En una ocasión pregunté acerca de los estilos en el teatro. Me hablaron de los géneros. Más de alguno me dijo: Los dramaturgos hacen caso omiso de los géneros. La verdad no me agradó la respuesta. Algo no cuadraba. Si en la pintura existen tantos estilos y, el teatro es la suma de todas las artes, entonces deben de existir aún más.
Luisa Josefina Hernández hizo un estudio a fondo de los géneros, luego Claudia Cecilia Alatorre escribió acerca del realismo y el no-realismo de acuerdo a los géneros. Algo seguía dando vueltas. Claudia Cecilia Alatorre, en su, hoy ya clásico, Análisis del Drama menciona el realismo y el naturalismo.
Virgilio Ariel Rivera hace todo un estudio de los géneros; menciona siete básicos, además de una estructura fundamental en tres momentos, la obra perfecta, pero, la receta no hace al cocinero; es el sazón lo que lo distingue.
La labor de cada uno de los partícipes de la escena. La diferencia del trabajo escénico. Cada uno en su labor en el pleno respeto al trabajo del otro. Esto lleva a los modos de llevar a la escena. El director dictador, el democrático; pero también el dramaturgo deseoso de ver en escena todas y cada una de las acciones a partir de sus acotaciones minuciosas, la última palabra: La dictadura.
A esto no se le puede llamar estilo, sino una actitud ideológica. Luego viene la pregunta de rigor ¿Y el trabajo actoral en dónde queda? ¿En dónde la creatividad? Más aún cuando el director requiere de “actores” principiantes para poder ejercer su mandato.
Muchas preguntas. Pocas respuestas. Ante un teatro ideologizado ¿Se puede llamar arte? Pero no confundamos a éste con el ejercicio actoral, o la puesta en escena por cuestiones didácticas.
Muchas preguntas, sí, la mayoría sin responder. Iniciando por el tema del estilo y todo lo que de esto deriva. Tema por demás amplio y complicado, ya que de esto derivan muchas interpretaciones ideologizadas.
El estilo conlleva una carga histórica, social, estética, por lo mismo, filosófica. Es la carta de presentación del autor y, en el caso del teatro, es un todo con la presencia de muchos. En el teatro se trabaja en equipo y, su fin último es el público, quien, ideologizado o no, espera un producto del cual conoce muy poco.
¿Y el estilo? De éste ya habrá otra ocasión para hablar de él.
José Ruiz Mercado
Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
En una ocasión pregunté acerca de los estilos en el teatro. Me hablaron de los géneros. Más de alguno me dijo: Los dramaturgos hacen caso omiso de los géneros. La verdad no me agradó la respuesta. Algo no cuadraba. Si en la pintura existen tantos estilos y, el teatro es la suma de todas las artes, entonces deben de existir aún más.
Luisa Josefina Hernández hizo un estudio a fondo de los géneros, luego Claudia Cecilia Alatorre escribió acerca del realismo y el no-realismo de acuerdo a los géneros. Algo seguía dando vueltas. Claudia Cecilia Alatorre, en su, hoy ya clásico, Análisis del Drama menciona el realismo y el naturalismo.
Virgilio Ariel Rivera hace todo un estudio de los géneros; menciona siete básicos, además de una estructura fundamental en tres momentos, la obra perfecta, pero, la receta no hace al cocinero; es el sazón lo que lo distingue.
La labor de cada uno de los partícipes de la escena. La diferencia del trabajo escénico. Cada uno en su labor en el pleno respeto al trabajo del otro. Esto lleva a los modos de llevar a la escena. El director dictador, el democrático; pero también el dramaturgo deseoso de ver en escena todas y cada una de las acciones a partir de sus acotaciones minuciosas, la última palabra: La dictadura.
A esto no se le puede llamar estilo, sino una actitud ideológica. Luego viene la pregunta de rigor ¿Y el trabajo actoral en dónde queda? ¿En dónde la creatividad? Más aún cuando el director requiere de “actores” principiantes para poder ejercer su mandato.
Muchas preguntas. Pocas respuestas. Ante un teatro ideologizado ¿Se puede llamar arte? Pero no confundamos a éste con el ejercicio actoral, o la puesta en escena por cuestiones didácticas.
Muchas preguntas, sí, la mayoría sin responder. Iniciando por el tema del estilo y todo lo que de esto deriva. Tema por demás amplio y complicado, ya que de esto derivan muchas interpretaciones ideologizadas.
El estilo conlleva una carga histórica, social, estética, por lo mismo, filosófica. Es la carta de presentación del autor y, en el caso del teatro, es un todo con la presencia de muchos. En el teatro se trabaja en equipo y, su fin último es el público, quien, ideologizado o no, espera un producto del cual conoce muy poco.
¿Y el estilo? De éste ya habrá otra ocasión para hablar de él.

Dramaturgo, escritor, director, actor y docente.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Autor de numerosos libros de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
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